A veces la rutina te zarandea tan fuerte que necesitas salir de tu vida.
En tal caso, lo mejor es cambiarla. Desde las pequeñas cosas, como el camino que recorres diariamente para comprar, o la forma de cocinar una tortilla, hasta cosas intermedias, como aparcar el plan de fin de semana encerrado en casa frente al ordenador, y en su lugar coger el coche de forma repentina (un día festivo) e ir a un destino al azar, un lugar que nunca hayas visto, aunque creas que no es la ciudad de tu vida. Cuando estás allí, paseas por unas calles desconocidas, repletas de personas anónimas para ti, te das cuenta del giro que ha dado tu propia vida ese mismo día que ibas a pasar tirado en el sofá trasteando las redes sociales.
Luego están, las cosas más grandes, las importantes. Si aún así, cambiando las cosas pequeñas, y las intermedias, sigue sin gustarte tu vida rutinaria, solo tienes una simple salida: has de cambiar HOY mismo. Deberías entonces preguntarte: "¿Qué es lo que no me gusta de mi vida?". Y la respuesta debería ser un cambio hacia lo que desees tener. Es más fácil de lo que parece. La cuestión es hacerlo, en lugar de pensar: "Sí claro, a estas alturas voy a cambiar". Porque en tal caso te estás poniendo tus propios límites, resignándote a lo que tienes, sin más.
Todos podemos cambiar, pero… ¿te interesa correr el riesgo?
Espero que la respuesta sea siempre SÍ.
FOTOGRÍAS: Aunque ese día hacía un tiempo calentito en Córdoba, por las calles se respiraba una frescura típica de estos viajes improvisados.
Además, la alegría de las gentes en esta ciudad consigue que te vistas con energías positivas y camines hacia delante.
